
Raúl Dayub escribió:
"La primera impresión fue que las palabras, volcadas como madrugadas, llevan consigo cierta conquista del silencio.
Después el espíritu abierto se sonroja con preguntas:
¿Sueña una hoja de albahaca?
¿Tiene fantasmas el café?
¿Garrick es una capa de cebolla?
Hay aquí una raza literaria cargada de aromas y milagros.
Cada palabra se hunde en su pulpa y se va añejando en lágrimas de almíbar.
Hojas embebidas en misterios cotidianos, que saltado a fuego lento, nos dan una dorada alucinación.
He leído éstas páginas como quien disfruta libremente comer una mandarina a la hora de la siesta. El placer lo ha entregado allí y es un bálsamo generoso.
Fernanda Puglisi ha macerado condimentos, frutas, verduras y algo más, para invitarnos a una íntima fiesta de la vida.
Es hora de relamerse."
"La primera impresión fue que las palabras, volcadas como madrugadas, llevan consigo cierta conquista del silencio.
Después el espíritu abierto se sonroja con preguntas:
¿Sueña una hoja de albahaca?
¿Tiene fantasmas el café?
¿Garrick es una capa de cebolla?
Hay aquí una raza literaria cargada de aromas y milagros.
Cada palabra se hunde en su pulpa y se va añejando en lágrimas de almíbar.
Hojas embebidas en misterios cotidianos, que saltado a fuego lento, nos dan una dorada alucinación.
He leído éstas páginas como quien disfruta libremente comer una mandarina a la hora de la siesta. El placer lo ha entregado allí y es un bálsamo generoso.
Fernanda Puglisi ha macerado condimentos, frutas, verduras y algo más, para invitarnos a una íntima fiesta de la vida.
Es hora de relamerse."
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